"He hecho todo como actor", dice George
Clooney, quien acaba de ser nominado al Oscar como Mejor Actor por "Los
descendientes", no así en la categoría Mejor Director por su película
"Secretos de Estado". Pero le guste o no a la Academia, ese es el camino
que él quiere seguir.
El negocio del cine se basa en ser
predecibles. Los estudios de cine lanzan secuelas y remakes, los
directores rara vez se apartan de sus géneros preferidos y los actores
gravitan en el mismo tipo de papeles. Es un patrón que casi todo el
mundo en Hollywood entiende y acepta, pero no George Clooney (50):
cuando ya no podía ser más admirado por sus actuaciones-acaba de ser
nominado al Oscar como Mejor Actor por "Los descendientes"-, Clooney
dice que se está retirando del trabajo que justamente lo llevó a ser
reconocido.
Al igual que un bateador de béisbol que prefiere
entrenar a pesar de
tener un récord en su juego, Clooney dice que no
está emocionado de trabajar delante de la cámara y que será mucho más
selectivo.
Dirigió, produjo, coescribió y protagonizó el drama
sobre las elecciones de EE.UU.,"Secretos de Estado", pero por su trabajo
de director no recibió ninguna nominación. Así y todo dice: "Estoy
menos interesado en verme en la pantalla, la verdad... ya no disfruto
viéndome en ciertos papeles".
Afortunadamente, su Matt King de
"Los descendientes" no fue uno de esos roles. Adaptada por Alexander
Payne, la película sitúa a Clooney junto a una esposa que acaba de
sufrir una lesión cerebral irreversible, lo que obliga a este padre de
dos hijas a construir un camino no sólo para los últimos días de su
esposa, sino también el futuro de su descendencia.
"Es un rol que
me preocupaba, porque me sacó de mi zona de confort", dice. "He
interpretado a personajes que son defectuosos y no lo saben. He
interpretado a personajes que han tenido que llegar a un acuerdo con
toda una vida de fracaso, en 'Michael Clayton', 'Up in the Air",
películas donde el personaje piensa que lo tiene todo, y la verdad es
que no. Esta era una especie de paso siguiente para hacer personajes. Es
una película sobre la mayoría de edad, pero la persona en mayoría de
edad es un chico de 50 años. Hay un tipo muy diferente de vulnerabilidad
acá. Es un personaje que pierde todos sus argumentos, pierde frente a
un chico de 17 años", dice. "Pensé que eso era algo muy rudo e
interesante de interpretar".
Aún así, lo que le llama la
atención en estos momentos es dirigir. "He hecho de todo como actor",
dice. Incluso un montón de TV en los 80 y 90, "y no he hecho realmente
mucho como director. Lo estoy disfrutando".
Sus resultados como
director no han tenido los mismos resultados que su trabajo frente a las
cámaras. En 2002 dirigió "Confesiones de una mente peligrosa"; en 2005,
"Buenas noches, buena suerte" y en 2008, "Leatherheads". "Dirigir es
infinitamente más creativo, es más divertido dirigir" dice Clooney,
quien aún no decide su próximo proyecto como director. Lo que sí planea
es una película de los hermanos Smothers; además producirá "Argo", un
thriller sobre una crisis de rehenes iraníes dirigido y coprotagonizado
por Ben Affleck y "Our Brand is Crisis", un remake del documental sobre
las políticas en Latinoamérica; y la historia de un asesino en "The
Monster of Florence".
Pero primero Clooney tiene como objetivo
una reparación de daños: una lesión durante el rodaje de "Syriana" en su
espalda, el cuello y el brazo derecho. "Estoy hecho un lío. Me estoy
cayendo a pedazos", cuenta.
En Hollywood, por lo menos, Clooney no podría estar más saludable.
Opinión (por Ernesto Garrat)
Un
Oscar que se mira el ombligo"El artista" (10 nominaciones) y "Hugo" (11
nominaciones) homenajean a las películas mudas de hace casi cien años,
al origen de esto que nos convoca, el cine. Además de tributo, es a la
vez un signo de algo que ha sido queja y malestar en Twitter y redes
sociales: el Oscar 2012 dejó este año de lado la sangre joven y
renovadora de filmes audaces y notables como "Drive", de Nicolas Winding
Refn; "Shame", de Steve McQueen, e incluso la gran "Secretos de
Estado", dirigida por George Clooney.
El Oscar cambia año a año
(una vez premia a las minorías, otras a las cintas históricas), pero en
esta edición dio la espalda a piezas que hacen lo que Hollywood hace
rato no: renovar su estantería con nuevas ideas. Bueno, desde hace 40
años que eso no pasa: los 70 y "El Padrino" fue el último gran salto
evolutivo de esta industria.
Aclaro: me encanta "Hugo", es una
película perfecta; me fascina "El artista". Pero "Drive", una película
de acción existencialista, una prima cercana de "Taxi Driver", merecía
llegar al podio de los nominados. Y más su protagonista, Ryan Gosling,
quien también fue ignorado por su papelazo en "Secretos de Estado",
incómodo drama político dirigido por el más lúcido George Clooney. A la
Academia versión 2012 le cae en gracia más un Clooney actor, haciendo de
una especie de Cary Grant -qué más clásico- en "Los descendientes", que
un cineasta con ideas remecedoras sobre la política norteamericana. A
la Academia le gusta más un Jean Dujardin, el protagonista de "El
artista", haciendo de una especie de Douglas Fairbanks -qué más
clásico-, que el Michael Fassbender como un adicto a la pornografía en
"Shame".
El Oscar se mira el ombligo en 2012 y si la película de
Scorsese tuvo 11 nominaciones, fueron años de ninguneo y resistencia al
director hasta llegar a ahora, donde se le reconoce. Su Oscar de
consuelo por "Los infiltrados", en 2007, no se compara con el que debió
haber ganado por "Taxi driver".
Quizás la justicia para "Drive"
llegue en unos años más con un Oscar de consuelo para Ryan Gosling.
Claro que cuando esté viejo y cansado.
Fuente: Revista Wikén
Ufffffff!!!! lo mejor!!!! jejeje
ResponderEliminarte pasaste adm. graciasss!!!!!!!