jueves, 2 de febrero de 2012

¿Te gusta manejar bebido? .. Te tengo un regalito.

Ojalá cambies de actitud después de ver este video



    Una linda chica... comun y corriente, pero en 1999 algo pasó. Un infeliz que
iva conduciendo borracho chocó el auto de Jacqueline matando instantáneamente a sus 2 amigos que ivan con ella. Jacqueline no murió. Los médicos pensaron que moriría, pero no. Así es ella, después de 40 operaciones, después que el auto se incendiara, despues de todo por lo que pasó.

    Para los que aún no saben de lo que hablo, esta es la historia de Jacqueline Saburido, la chica que quedó desfigurada por un accidente. Si bien, este accidente ocurrió ya hace mucho, creo que merece un lugar aquí.

    Jacqueline Saburido es una joven venezolana que viajó a Austin, Texas (EE.UU) para estudiar inglés. Tenía 20 años en 1999. Disfrutaba nadar, bailar flamenco y pasar tiempo con su familia y amigos. Un mes después de su llegada, cuando regresaba a su casa en automóvil con amigos, luego de un cumpleaños, un conductor borracho provocó un accidente que causó la muerte de dos de sus acompañantes, heridas a otros dos y quemaduras gravísimas a ella, que la desfiguraron por completo.

El accidente

    El día del accidente (19 de septiembre de 1999) Jacqueline iba en el asiento del acompañante con su cinturón de seguridad puesto. El choque fue frontal y en sólo cuestión de segundos el automóvil empezó a incendiarse en la parte delantera. Reggie Stephey, el conductor del otro vehículo, resultó ileso gracias al airbag. El análisis de alcoholemia le dio 1,13 cuando el máximo permitido es de 0,8. El fue quien llamó al 911, pero dos paramédicos, que de casualidad pasaban por el lugar, empezaron a asistir a las víctimas.

Advertencia: Las fotos y la historia pueden resultar fuertes.


    Pero pronto el fuego en el interior del auto se reavivó. Y Jacqueline aún estaba ahí. Aunque uno de los socorristas hizo todo para rescatarla, pero el fuego le alcanzó la cara. Ella intentó protegerse con las manos. Llegaron los bomberos y apagaron el fuego. Jacqui no se movía, era una “silueta negra”. “Gracias a Dios está muerta”, dijo el paramédico, pero su compañero se acercó y le tomó el pulso: era muy débil pero ahí estaba. Un helicóptero, corridas en la unidad de quemados en el University of Texas Medical Branch, llamados a Caracas para que viajen sus padres de urgencia y Jacqueline debatiéndose entre la vida y la muerte, entre momentos de conciencia y estados de shock.


    Sufrió quemaduras de tercer grado en el 60% de su cuerpo y lo peor le tocó a su cara, manos, muslos, parte de la espalda y la zona abajo de las rodillas.


    Los médicos hicieron hasta casi lo imposible. Arreglaron fracturas en un brazo, una pierna y una mano. Batallaron contra infecciones y fiebre altísimas. Probaron con autoinjertos y piel de donante cadavérico. Incluso apelaron a las sanguijuelas para ayudar a reestablecer la circulación sanguínea. Hoy Jacqueline ya no tiene cabello, perdió la nariz, los labios y la oreja derecha, recibió un trasplante de córnea y le amputaron parte de los dedos de las manos. La operaron más de 50 veces.


    Reggie Stephey fue multado con $20,000 dólares y sentenciado a siete años de cárcel (en el 2001).



    Debido que apasionadamente ella quiere hacer una contribución para reducir los accidentes por conductores ebrios, ella estuvo de acuerdo en aparecer en los comerciales televisivos patrocinados por el Departamento de Transportes de Texas y el Departamento de Seguridad Pública de Texas que empezaran en todo el estado.



    El comercial televisivo es espeluznante en su fuerza y simplicidad. Jacqueline está sostenida en una silla, frente de su cara, un cuadro con una foto de ella misma antes del accidente. Por lo normal, esta es la foto de una hermosa mujer joven. Continua sosteniendo la foto frente a su cara, ella dice: “Esta es una foto de mí antes que fuera golpeada por un conductor ebrio, antes que el auto se incendiara, antes que dos de mis amigos murieran, antes que yo necesitara más de 50 operaciones. Esta era yo cuando mi vida era igual a la de cualquiera en la Universidad”. Después ella va bajando la foto, revelando su rostro severamente quemado y desfigurado, sin nariz y ni orejas. Ella después dice, “Esta soy yo después de ser golpeada por un conductor ebrio”.




El padre de Jacqueline ... ¿quién dijo que los ángeles no existen?



La piel en la cabeza de Jacqui está muy estirada sobre la superficie
del cráneo y se raja fácil-mente. Esto hace que se requieran vendas y
tratamientos frecuentes. Ella se siente como siestuviese empezando a
crecer de nuevo, pero dice que ahora no sabe si llegará a la madurez.
“En realidad”, he vuelto a nacer nuevamente, y es como si hubiese muerto.
He vivido todas lasetapas de un bebé”, dice ella

A medida que se recobraba, los médicos querían que Jacqui extendiera su
codo y sus manoscinco veces diariamente. Cuando Jacqui se cansaba, su
padre le reclamaba por qué ella nohacía los ejercicios. “Es porque duele”,
Jacqui contestaba. Pero Amadeo continuaba ayudándola con sus ejercicios.
Padre e hija saben que aumentar la flexibilidad y la movilidad es crucial para
que Jacqui pueda ser más independiente.

En diciembre de 1999, tresmeses después delaccidente, Jacqui estaba todavía
drogada y ciega, solo tenía una muy remota percepción de la realidad.Tampoco
tenía mucho control sobre su cuerpo: sus músculos se habían atrofiado después
de mesesdo no usarlos. Necesitaba la asistencia constante de Amadeo y de otros,
y a menudo se hallaba abatida.“En una de esas semanas, ella lloró cada día”,
dijo Amadeo. Ese mes Jacqui celebró su cumpleaños número 21 en la unidad de
quemados en Galveston.

El verano de 2001: Con un poco de ayuda de una tablilla de Velcro en su mano,
Jacqui fue capaz de servirse Fetuccini Alfredo por sí misma. Cada vez que logra hacer algo
 nuevo, su padre la aplaude. “Mira, estás comiendo por tí misma”, exclamó Amadeo un día
que le limpiaba la mayonesa alrededor de la boca. “Sí, pero tienes que limpiarme
la cara como si fuera una niña pequeñita”, se quejó.

Jacqui y su papá, Amadeo, han luchado arduamente por aquellas pequeñas victorias
que han logrado resultados dramáticos. En julio de 2001, sus vidas se hallaban dominadas
por una serie derutinas extenuantes de terapias y tratamientos.Ella dormía con una máscara
para reducir el desfiguramiento - algo que ahora ella ya no necesita - y su padre le ayudaba
con los ejercicios de flexibilidad para su brazo antes de irse a dormir.

Una noche en Louisville, Jacqui decide estacionar un minivan. Ella no puede
hacerlo sin ayuda - es una sensación devastadora. Después Amadeo
consuela a su hija. “No es culpa suya”, dice. “Es culpa de lavida”.


Después de un largo día en el hospital para la cirugía de la mano de Jacqui, Amadeo,
bromeando se mete a la cama de hospital para un descanso. “¿Tito, quién es el paciente acá?”
pregunta ella. Amadeo se preocupa todo el tiempo por Jacqui. Si fuese independiente,
dice él, podría relajarse aunque fuera un poquito. Él teme morirse mientras ella aún lo necesite.

Para ayudar a Jacqui a desplazarse en sus nuevos alrededores, ella y Amadeo cuentan
los peldaños en su nuevo complejo de apartamentos: 17. Lo hacen juntos. Aún cuando
algunas veces la esperanza pareciera desaparecer en medio de la oprimente rutina diaria,
Amadeo y Jacqui aún tienen la esperanza que Jacqui se recobrará y será capaz de cuidarse
completamente por sí misma.

    Amadeo, sin ser el más digno para decirlo, puedo asegurarte que tu hija y tú tienen un lugar reservado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Uds. son un canto a la vida.

    Lo que no puedo imaginar es lo que le ha dado a Reggie Stephey ni lo que le tiene preparado.

Fuente: De todas partes.

Si quieres leer algo más acerca de ellos, puedes visitar http://es.scribd.com/doc/15904501/Jaqueline-and-Amadeo-Saburido

1 comentario:

  1. Que tristeza ver esto, que desgracia pueden cometer los seres humanos cuando manejan con bebidas alcoholicas. Horrible

    ResponderEliminar

Tu opinión nos interesa ...