Y eso es bastante decir. Alexander Payne se ha transformado en uno de los más interesantes directores norteamericanos, con películas como "Entre Copas" que bordean el drama y la comedia y que tienen a hombres más que imperfectos como protagonistas. En esta entrevista habla sobre su nueva cinta, "Los Descendientes", nominada a Mejor Película y por la que él postula como Mejor Director y Clooney como mejor Actor.
Hay directores hombres y directores de hombres: Michael
Mann, por ejemplo, es el director de los machos. Cameron Crowe, por otro
lado, es el director de los hombres con corazón sensible. Alexander
Payne es, sin dudar, el director de los imperfectos (porque decir que es
de los perdedores suena muy duro): ya sea Matthew Broderick como el
profesor de colegio que pierde casi todo -incluida la dignidad- entre
medio de
elecciones escolares en "Election", o un casi irreconocible
Jack Nicholson jubilado y empequeñecido por la vida en "About Schmidt", o
un Paul Giamatti que no logra superar un matrimonio fracasado con un
pie en el alcoholismo en "Entre Copas".
El nuevo hombre al borde
del abismo de Alexander Payne es un tipo al que en general las cosas
tienden a salirle más que bien: George Clooney. Aunque cueste creerlo en
la abstracción de la mente, Clooney es Matt King, un hombre que
descubre que su mujer lo engañaba, mientras ella está en coma luego de
un accidente. Matt, parte de la realeza isleña de Hawai, debe reconocer y
reconquistar a sus dos hijas, aceptar el engaño de su esposa, y lidiar
con la decisión de a quién vender las tierras paradisíacas que sus
ancestros le han confiado.
Alto. ¿George Clooney como un hombre
derrotado? ¿Se puede hacer eso? "Los descendientes" prueba que sí, lo
mismo que el Globo de Oro que Clooney acaba de ganar por el papel; el
casting de actores sigue siendo uno de los grandes talentos de Alexander
Payne como director.
-Tienes que buscar a alguien de la edad
correcta, el look correcto, y que pueda hacerlo en la ventana de tiempo
que tienes para hacer la película -explica Payne al teléfono, en su tono
cortés, salpicado de expresiones en correctísimo castellano-. A mí me
gustaba Clooney, y estaba más interesado en verlo a él hacer este papel,
más que a cualquier otro actor de 50 años. Nunca me cuestioné la
elección.
Fue de hecho la primera persona pensada para el papel,
cuenta Payne, quien años antes había rechazado a Clooney para el rol de
Thomas Haden Church de "Entre Copas". Elegir al actor principal era
cosa fácil. Lo difícil era conseguir actrices que interpretaran a sus
hijas, sin perder el aire realista que Payne tanto lucha por mantener en
sus películas.
-El casting de actores es la parte más
importante de mi trabajo -explica el director y guionista-. Antes de
hacer "Los descendientes" vimos a 200 niñas para el rol de la hija
mayor, y a 300 para el de la menor. Es muy distinto elegirlas, porque
muchas veces los niños actores no se sienten auténticos, sino que son
como irritantes, y encontrar a los que no son precoces ni molestos toma
mucho tiempo.
Valió la pena la búsqueda: las dos jóvenes
actrices que interpretan a las hijas de Clooney le roban varias veces la
película. Si es eso posible. Y terminan por hacer de "Los
descendientes" una película que no se puede definir como "familiar",
pero sí familiarmente entrañable.
EL REY DEL "DRAMEDY".
Alexander Payne tiene 50 años y 5 películas. Con sólo ese quinteto ha
logrado hacerse un nombre como uno de los más interesantes directores
contemporáneos norteamericanos. Oriundo de Omaha, estudió Historia y
Español en la prestigiosa universidad de Stanford, para luego estudiar
cine en UCLA. Su primera película, "Citizen Ruth", tiene como
protagonista a Laura Dern como una joven embarazada que se queda
atrapada entre un debate de aborto. Luego vino "Election", con Broderick
y Reese Witherspoon, comedia ácida que resultó ser su gran salto como
director frente a la crítica; la película sobre elecciones es la
favorita incluso del Presidente Obama. Luego vino "About Schmidt" y la
pequeña gran "Entre Copas", que le significó ganar un camión de premios,
incluido el Oscar por mejor guión adaptado. Y entonces paró: pasaron
siete años desde esa enorme película que hizo de Paul Giamatti una
estrella, hasta que pudiéramos ver un nuevo estreno de Payne. ¿Qué ha
estado haciendo el director? Se divorció de Sandra Oh, su esposa, actriz
de "Entre Copas" y la serie "Grey's Anatomy"; pasó dos años escribiendo
una película que no ha llegado a puerto; participó en el piloto y
producción de la serie "Hung"; hizo un corto para "Paris Je t'aime", y
ahora, vuelve.
-¿Cuáles eran los mayores miedos al volver a hacer una película, cuando habían pasado su buen par de años desde la anterior?
-"Entre
Copas" se siente como si hubiera sido ayer, así que no había mayores
temores. Estaba la misma ansiedad de siempre. ¿Lo hará bien el actor?
¿Tendré buena luz? La ansiedad extra me la daba la presión interna de
tratar de asegurarme que Hawai se viera de una manera correcta. Esta
película tiene dos lados para mí: la historia emocional de los
personajes, y es un poco documental sobre la vida en Hawai.
"Los
descendientes" muestra ese lado que nunca se ve en los filmes que ponen
al archipiélago norteamericano como el paraíso; aunque están los bellos
parajes, el personaje de Clooney, un exitoso y adinerado empresario, no
ha hecho surf en años, y pasa la mayor parte del tiempo viajando por
negocios, lejos de su familia. "Que se joda el paraíso", dice, de hecho,
al principio del filme. Las capas sociales se develan con finura en el
filme de Payne, que al igual que en la mayoría de sus películas, está
basado en una ovela (en este caso escrita por Kaui Hart Hemmings).
-¿Qué tiene que tener un personaje en un libro, para que usted quiera llevarlo al cine?
-Simplemente
quiero una buena historia humana, quiero que el personaje se sienta
real. Las historias que adapto son más sobre los personajes que sobre la
trama. Y en cuanto a los protagonistas, me gusta alguien que está
teniendo algún tipo de angustia en la vida. Eso es lo que me gusta hacer
en comedia.
Payne dice que lo que él hace es sólo comedia. Pero
aunque se defina como un director de ese género, lo suyo es más bien un
calculado equilibrio de géneros. Pasa de la risa al drama y del drama a
la emoción, con naturalidad. Sus personajes se encuentran en momentos
decisivos de sus vidas, son hombres que "despiertan" a la vida a la
fuerza, empujados por las circunstancias y con escasas posibilidades de
redención. Ya sea Nicholson en "Schmidt", Giamatti en "Entre Copas" o
ahora Clooney en "Los descendientes", estamos frente a personajes que de
un día para otro se dan cuenta que todo lo que han hecho no ha servido
para mucho.
-¿Cómo lo hace para manejar el drama con la comedia, sin caer en sentimentalismos o hacer películas cursi?
-
Creo que no soy una persona ni sentimental ni cursi, y tengo el
horrible miedo de alguna vez hacer una película sentimentalona. Vengo de
un tipo de comedia más cínica, como "Election", más absurda, así que
creo que los elementos emocionales de mis cintas son genuinos. Y creo
que funciona mejor cuando están frente a un entorno frío, más honesto.
Cada vez que le tratas de decir a la audiencia cómo debe sentirse o
pensar usando música sensible, o dónde pones esa música, o un close-up
ridículo que sólo está para manipular, yo pierdo todo interés. Yo hago
comedias.
La próxima comedia de Payne tendrá por primera vez el
guión de otra persona, aunque sí tratará nuevamente un tema recurrente
en las historias del director: un viaje. En éste, un padre y un hijo se
embarcan en un recorrido en auto por algunas partes de Estados Unidos.
Esperemos, eso sí, que le tome menos tiempo que antes estrenarla.
- Han
pasado siete años desde que tuvo que hacer todo este ciclo de
conferencias de prensa, entrevistas y locura para la temporada de
premios. ¿Cómo es tener que pasar por toda esta locura de los Globos de
Oro, los Oscar y los estrenos ahora?
- Creo que es como tener
una guagua: se te olvida lo doloroso que es. Se me había olvidado. Estoy
muy feliz del interés que hay en mi trabajo, estoy muy feliz de que mis
películas encuentren una audiencia. El tipo de películas que hago son
raras en Hollywood, y necesito proteger y alimentar eso, porque me lo
pueden quitar en cualquier momento. Igualmente, todo esto es demasiado. Y
me interrumpe el proceso de hacer una nueva película: estoy tan ocupado
contestando por qué me demoré siete años en hacer otra película, que es
imposible para mí comenzar una nueva.
"El tipo de películas que hago son raras en Hollywood, y necesito proteger y alimentar eso".
Alexander Payne, director
Fuente: Diario El Mercurio
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