martes, 24 de enero de 2012

Cómo el estrés modifica el apetito y hace subir de peso

Cuando la tensión es un episodio puntual se suprime el apetito, pero cuando se mantiene la persona termina comiendo más, sobre todo azúcar, grasas y alcohol, ya que producen un alivio al estrés.


Ante una situación estresante,
las mujeres tienden a consumir
más alimentos dulces, como
helados o chocolates, a diferencia del
hombre que se inclina por el alcohol
    Otro día ajetreado en el trabajo y, una vez más, ese deseo irresistible de devorar un chocolate, comer unas galletas o disfrutar un helado.


    Es el efecto del estrés, esa situación de urgencia que pone en tensión al cuerpo y que, cuando es momentáneo, suprime el apetito. Pero, si dura mucho tiempo, lo aumenta, llevando a la persona a querer comer con ansiedad algo dulce, algo calórico o, también, a beber alcohol. Al menos, en el momento, esto logra calmar la tensión nerviosa, pero, en el largo plazo, aparecen los kilos de más, el desánimo y finalmente más estrés.


    La buena noticia es que hay maneras de controlar este círculo vicioso, para evitar comer compulsivamente y superar en parte la ansiedad de la vida diaria.





El poder del cerebro


    Cuando el estrés es agudo, el cerebro libera
una hormona desde el hipotálamo que suprime el apetito. "Es como si entrara un león a nuestra habitación. En ese momento, nadie piensa en comer, sólo pensamos en salvarnos", dice Mónica Manrique, médico nutrióloga de la Clínica UC San Carlos.


    Pero cuando la emergencia se mantiene en el tiempo, el cerebro estimula las glándulas suprarrenales que liberan cortisol, hormona que aumenta la motivación en general, aunque también la motivación por comer.


    En todo caso, el estrés modifica nuestro apetito y buscamos ciertos alimentos y no otros. "Las grasas y el azúcar hacen que los alimentos se sientan más apetitosos, porque aumentan su palatabilidad", explica esta especialista. Y agrega: "Se ha demostrado que estos nutrientes tienen un efecto adictivo, ya que elevan la serotonina y la dopamina, neurotransmisores asociados al placer". Esto logra calmar el nerviosismo de quien está estresado, lo que lleva a la persona a buscar estos alimentos cada vez que se siente tensa.


    Pero no sólo esto lleva a una persona estresada a subir de peso. Según investigaciones de la U. de Harvard, en estos casos se agregan problemas de sueño, el afectado deja de hacer ejercicio porque se siente permanentemente agotado y tiende a beber más alcohol.


    Como consecuencia de lo anterior, la persona no sólo aumentará algunos kilos, sino que tendrá un mayor riesgo de desarrollar hipertensión, de hacer un infarto y de tener diabetes.




Ellas más sensibles


    Pero también hay una diferencia de género. Algunos trabajos revelan que mientras las mujeres estresadas se inclinan más por comer, los hombres prefieren beber alcohol y fumar.


    Algo que serviría de explicación a lo que sucede en nuestro país. Según la Encuesta Nacional de Salud 2010, las chilenas más que duplican a los hombres en la categoría "percepción de estrés permanente", al mismo tiempo que los superan en 50% en obesidad.


    "Lo que sucede es que las mujeres tenemos una relación amor-odio con la comida, es como el amante prohibido. El hombre, por su parte es mucho más relajado en esto", explica María Ignacia Burr, psicóloga clínica, especialista en trastornos de la conducta alimentaria de Clínica Las Condes.


    Según esta profesional, lo importante es ser flexible. "Hay que saber que un bebedor o un fumador puede proponerse dejar el alcohol o el tabaco, pero la comida no la podemos dejar, debemos saber manejarla".


    Comer saludable y hacerlo cada cuatro horas debe ser una disciplina. "Pero si te comes una caluga, no hay que verlo como una aberración, es algo que podemos corregir", concluye Burr.




Consejos para controlarse


La doctora Mónica Manrique entrega los siguientes consejos:



  • Mejorar la alimentación, disminuyendo el azúcar, las grasas y la sal.
  • Aumentar la actividad física, "en lo posible a nivel comunitario con programas municipales de ejercicios en las plazas y la creación de ciclovías". También son útiles las clases de baile para las mujeres y de trote para los hombres.
  • Realizar meditación y yoga durante 30 minutos diarios es un "cable a tierra" importante.
  • Por último, está la psicología positiva que busca aumentar las redes sociales con amigos, familiares o grupos espirituales.



Fuente: Diario El Mercurio

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